El fin es mi principio by Tiziano Terzani

El fin es mi principio by Tiziano Terzani

autor:Tiziano Terzani [Terzani, Tiziano]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Filosofía, Memorias
editor: ePubLibre
publicado: 2005-12-31T16:00:00+00:00


La expulsión

TIZIANO: La verdad es que lo de la expulsión me lo veía venir. Me habían sucedido cosas extrañas en China, y como ya tenía experiencia en aquel mundo, me olí que algo no iba bien. Por ejemplo, una tarde fui a ver a unos queridísimos amigos chinos con los que había tenido mucha relación; él era actor, y ella actriz. Llegué a su casa, una única habitación donde ellos dormían y donde siempre habíamos comido todos juntos el consabido cerdo, pero aquel día estaba ella sola… y se echó en mis brazos. O sea, era exactamente como si el KGB estuviera haciéndote fotos con la mujer del coronel desnuda en la cama. Así que me fui corriendo.

Pero empecé a estar alerta. Me sentía espiado, pasaban cosas que me daban a entender que alguien se había puesto en mi contra y todo eso me puso en guardia, hasta el punto de que casi un año antes de mi expulsión os hice volver a vosotros a Hong Kong. Empaquetamos todas nuestras cosas, dejé en Pekín sólo el despacho y los libros sobre China y vosotros volvisteis a vivir en la colonia inglesa con mamá. Mientras estabais allí, murió mi padre. En resumen, pasó el tiempo, yo estaba a caballo entre los dos sitios e iba a veros cada dos o tres meses.

FOLCO: Hasta que un día, lo recuerdo bien, fuiste al aeropuerto de Hong Kong, subiste en el avión de Pekín… y desapareciste. No llamaste para decir que habías llegado. Mamá telefoneaba, pero en Pekín no contestaba nadie. Ni siquiera los amigos te habían visto ni sabían dónde estabas. Sin embargo, la línea aérea confirmó que habías tomado aquel vuelo y que el avión había llegado a su destino.

Pero ¿dónde estabas tú?

El misterio duró varios días. Recuerdo que mamá estaba preocupadísima. Con nosotros hacía como si no pasara nada para no asustarnos, no paraba de decirnos siempre: «Todo va bien». Pero estaba claro que no iba todo bien, porque se pasaba el día pegada al teléfono. Llamaba a la embajada italiana en Pekín, a la alemana, hablaba con los comunistas y con los jesuitas de Hong Kong, hablaba con todo el mundo para intentar saber qué estaba pasando. Por fin llegó la noticia de que, nada más aterrizar en el aeropuerto, la policía china te había detenido. Y ni siquiera estaba claro si tenían intención de soltarte o no. Tuvo que intervenir el presidente Sandro Pertini desde Roma, ¿no?

Y al final te expulsaron.

Viniste a Hong Kong. Mamá fue a buscarte al aeropuerto, pero no podías volver a China. Un drama.

TIZIANO: Sí. En el marco de mi trabajo en China, la expulsión fue un drama, porque fue como quitarme el plato mientras estaba comiendo.

El libro que escribí después, La porta proibita, es como un coitus interruptus, falta la mitad. Porque en realidad yo tenía un esquema mucho más amplio para ese libro. Quería hacer un libro de grandes viajes por la China más desconocida, visitar los lugares a los que los periodistas no solían ir.



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